Solo anhelo La Paz, la he buscado en mil logros y en sucesos, y en la limitación de esa armadura, que yo me fabriqué contra el acontecer de la vida.
He conocido sus esclarecimientos, su calidez sin peso en el rumor de bruma del silencio, en las trepidaciones de mi antiguo fervor, Y aveces en el eco de un gozo repentino, ingrávida, ovillada entre mi pecho, en qué recodo de mis cavilaciones se me fue refundiendo su rastro? No tenía que buscarla pues no hay pausas para las cosas eternas, solo saber que nunca dejará de estar fuera de los dominios de lo externo y dejarme abrazar por su silencio, y respirar su aliento para escuchar su voz en lo profundo.